Hay
situaciones en nuestras vidas que muchas veces nos ponen tristes y con una
amargura inexplicable. De hecho, algunos autores han hablado sobre este tema
con mucha amplitud, abordando las causas, consecuencias y posibles soluciones a
esto. Se escuchan programas de televisión, radio, se leen revistas, hasta se
puede ir a conferencias donde se puede explicar de todo, pero ¿encontramos
realmente la solución? Hay mucho que nos pueden explicar y seguramente buscamos
en las fuentes menos confiables.
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El problema de
la tristeza es que nos turba la mente, por lo que el ejercicio de pensar no se
ejerce de la mejor manera. La mente es requerida para aprender, tomar
decisiones y resolver problemas. Pero ¿cómo lo haremos cuando estamos turbados?
¿cómo resolver un problema cuando nos encontramos en medio de conflictos? La
respuesta no está en otra parte que no sea la BIBLIA. En este sentido, deseo contarle que todos necesitamos cuatro elementos para pensar de forma adecuada: claridad
de pensamiento, centrarse en lo relevante, realizar preguntas claves y ser razonables.
Estos cuatro aspectos, no podrían ser una realidad si no tenemos un sistema de
valores que lo permitan.
Es así como
entendemos las Sagradas Escrituras, como ese sistema de valores que nos da
claridad a la hora de pensar y nos hace ver lo que es relevante. Muchos piensan
que la BIBLIA fue un libro escrito solo para cristianos y no es así. Este
compendio de libro no es un manual religioso, se trata del conjunto de libros
más consultado en el mundo, ¡por algo será! Si tomamos las Escrituras como una
guía de acción o de conducta, si lo tomamos como la fuente de valores y
principios que deben regir la vida de la persona, nación, observaremos algo
especial. Es una norma de vida y conducta, aplicado a todos.
Lo
dicho en el párrafo anterior, en otro momento lo ampliaré, pero aquí inicié
hablando de la tristeza y como mitigarla o erradicarla. Vamos a la BIBLIA. Aquí
encontramos la historia del nacimiento de un profeta llamado Samuel, el cual
antes de nacer, tuvo su madre que era estéril. Ella se llamaba Ana y por ser infecunda
sufría humillaciones, señalamientos y burlas. Quiero adelantar con rapidez, al
punto donde relata que Ana lloraba abundantemente y con amargura de alma oraba
a Dios. Usted que tiene su BIBLIA puede buscar la historia completa en 1 Samuel
1:10. Lo que me llama la atención es que esta mujer estaba muy triste
(situación emocional), pero encontró refugio en la oración (estrategia
espiritual), aunque creo que más que eso localizó la fuente de solución a su
problema.
Ana
aplicó una respuesta espiritual a una situación emocional, ella sabía que era
necesario aclarar el pensamiento turba. La tristeza encuentra solución en la
oración, o por lo menos lo que causa esa angustia. Esa comunión con Dios
Creador, nos ayudará a salir adelante y enfocarnos en lo relevante, pensando
con claridad. La historia de la madre de Samuel, nos enseña que producto de
esta oración “no estuvo más triste” (1 S 1:18), lo que me dice que más que una
solución temporal, se produjo un efecto permanente. Si hoy te atreves a
entregarle tus problemas a Dios podrás conseguir soluciones más allá de lo
esperado.
Dios
les continúe bendiciendo.
Alberto E. Petit P,
@Letras_bendic