Estuve recordando una parte de las Sagradas Escrituras que relata el momento en que David había de morir y en el cual presentó una orden a su hijo Salomón. En el mismo el rey David dijo de la siguienye manera: "Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate y se hombre. Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos... para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas". (1R 2:2-3)
Esta orden de un rey a su sucesor pone de manifiesto algo muy hermoso que quiero resaltar en esta reflexión y es el sentido de obediencia a la Palabra de Dios, el cual debe ser enseñado a nuestros hijos. Como padres queremos que a nuestros hijos le vaya bien, pero no se trata de darles todo lo que ellos se les ocurra, o de pasar por alto la correción. Se trata de enseñarles el valor, sentido y consecuencia de la obediencia. David no dio orden distinta a Salomón que la de expresar obediencia absoluta a la Palabra de Verdad.
Aún a pesar de cualquier circunstancia hemos aprendido que cuando rendimos nuestra vida Jesús, cosas grandes suceden. Asi le mostramos a nuestra descendencia que es con Dios como obtenemos victorias y bendiciomes, obedeciendo a su Palabra preceptuada. Hoy este pasaje bíblico nos llama a la reflexión sobre lo que traspasamos a nuestros hijos. Algunos queremos dejarles en una mejor situación que la que tenemos, pero creo fielmente que la mejor herencia que le podemos dejar a ellos es las promesas de la Biblia y los principios de victorias que hemos aprendido en este magnífico compendio de libros sagrados.
Dios les bendiga,
@Letras_bendic
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