El amor cubre multitud de pecados. (1P 4:8) Hemos escuchado, leído y hasta predicado este principio en muchas ocasiones; el detalle está en hacerlo vida en nuestras vidas. El mundo lleno de odios, rencores, revanchas necesita del amor de Dios y a eso eres llamado como cristino. En medio de tantas imperfecciones necesitamos amar ser amados. No podemos pagar mal por mal, tenemos que enfocarnos en pagar con el amor a quienes nos odian, esto realmente impactará nuestra sociedad y su entorno, lo que trae en consecuencia cambios notables en la vida de muchos a nuestro alrededor.
No es que las cosas sean perfectas, no es que estemos buscando decir las realidades que tenemos no pueden cambiar, es que precisamente amamos a nuestros semejantes al punto que estamos dispuestos a amar y generar impacto positivo en nuestras comunidades. Renunciamos señalar, acusar a los demás y nos concentramos en presentar el amor de Dios para la humanidad; porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. (Jn 3:16) Es este el modelo supremo del amor. Dios nos amó a nosotros como quiere que nosotros amemos a otros.
No dejemos de amar, demos lo mejor de nosotros para nuestras familias, comunidades, iglesias. Se trata de un mandato divino, por lo que requerimos accionar en este sentido y pensar que lo que hacemos lo ejercemos para la Gloria de Dios. Somos luz en medio de las tinieblas, somos expresión del amor de Dios en medio del odio. Sigamos amando como Dios lo quiere.
Dios les bendiga,
@Letras_bendic