Siempre en cada momento de nuestras vidas requerimos de
buenos consejos. Quien de nosotros no necesitó o aún todavía requiere el
consejo de un padre, de alguien mayor o incluso de personas con mayores
experiencias que nosotros en algún tema específico. Siempre es necesario el
buen consejo.
Hay buenos y malos consejos, depende de quien es la fuente
de este consejo y cuales sean las motivaciones para darlos. Debemos estar
completamente claros en quien es la fuente, para evitar situaciones que luego
vamos a lamentar. Lo cierto es que la principal fuente de buenos consejos es la
Biblia, siendo la columna vertebral de los consejos de éxito; es un manual de
triunfos y nos ayuda a entender el momento, sus causas, alternativas de
solución de cualquier problema. Aquellos consejeros que ven la Biblia como su
manual, son propensos a dar las mejores opiniones a la hora de algún conflicto.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a
todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. (Santiago 1:5) Es precisamente
en estos momentos de dudas, de falta de buenas ideas, cuando le pedimos a
Dios-Consejero y seguro encontraremos salida a nuestras tribulaciones; dicen
las Sagradas Escrituras, que la sabiduría viene abundantemente y sin reproche.
Dios siempre estará para ayudarnos.
Recordemos, que la sabiduría habita en la cordura y halla
ciencia en los consejos (Proverbios 8:12), no es cuestión de consulta solamente,
porque si queremos lo mejor debemos hacerlo con sabiduría divina. Se trata de ir
a la fuente de la sabiduría que es Dios, del cual procede el buen consejo. Por
eso, “Atended el consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis” (Proverbios
8:33), veremos grandes cosas con los consejos de Dios. Actuemos bajo buenos
consejos.
Dios les bendiga,
@Letras_bendic
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